Una de las cosas que mejor me ha funcionado con mis dos peques es que he dejado de utilizar con ellos muy pronto la sillita de paseo. En este post te cuento cuándo y cómo lo he hecho 🙂

No sé si tendrá algo que ver, ya que vivimos en un piso sin ascensor y que resulta una incomodidad tremenda guardar la sillita en un cuarto comunitario, pero lo cierto es que con mi Pequeñín Mayor a los 22 meses no utilizábamos para nada la sillita y hacía grandes caminatas, y con mi Pequeñín Pequeño, que acaba de cumplir 20 meses, prácticamente ya está olvidada.

¿Cómo lo hemos hecho?

Ha sido muy fácil, nos hemos dejado llevar por las ganas de andar que tienen los niños a esta edad (vamos, que a veces cuesta bastante ponerlos en el carro o silla), nos hemos armado de paciencia para evitar ir con prisa (es imposible ir caminando al ritmo que irías tú en una situación de urgencia) y, en mi caso, no he sucumbido a cogerlo en brazos por la calle. Y esto último ha sido más porque mi espalda no me permite llevar a cuestas a casi 14 kilos que pesa ya mi pequeñín y porque él se conforma y le gusta andar.

Los dos son niños fuertes, activos y muy movidos, y no sé si será genética pero han salido muy andarines. Así que, aunque los papis tenemos mérito ellos nos lo han puesto muy fácil.

La verdad es que con los dos andamos mucho, y eso hace que se cansen más y empiecen a dormir un poquito mejor. Esto lo he notado sobretodo con el pequeño, desde que no utilizamos la silla duerme bien la siesta y duerme mucho mejor por la noche. Será que tenía mucha energía todavía que sacar, y que un paseo en carro no es lo mismo que un paseo andando 🙂

Cuándo empezar

Esto no se sabe, yo creo que cada uno encuentra su momento idóneo, a veces depende del niño y otras del tiempo que tengan los padres. En el día a día no es fácil, tienes que salir con antelación, contar con imprevistos y con que hay días que a mitad de camino tu chiquitín se te puede revelar porque no quiere ir o quiere ir por otra dirección.

Mi mayor lucha actualmente con mi pequeñín es que quiere ir libre y a su aire y, claro, no le dejo. Así que me toca ir dándole explicaciones cada mucho a veces y cada muy poco otras. Pero en estas llegamos al sitio de destino, y de la mano.

Un lujazo es lo de mi Pequeñín Mayor, esto creo que ocurre con los hermanitos mayores, que va de la mano más formal y feliz que una perdiz. Podría decir que como tiene tres años ya empieza a tener conocimiento, que le voy notando cada vez más mayor, pero la verdad es que él siempre se ha portado muy bien cuando hemos ido por la calle.

Así que con sólo este detalle de ir o no con sillita yo he notado como si hubiéramos dado un paso gigantesco de bienestar familiar: no hay que ir en busca de la sillita, no hay que forzar al niño para ponerlo en la sillita, no hay que limpiar la sillita y su funda, no hay que ir con una mano llevando la sillita y con la otra al Pequeñín Mayor… Si me lo paro a pensar detenidamente para tanto no sería el cambio, pero en la práctica es un día a día más ágil, rápido y feliz.

Eso sí, a la hora de ir a comprar… también se nota: no hay dónde dejar las bolsas de la compra y es una tortura ir a comprar con ellos dos sin silla.

Pero esto, como todo, cada uno sabe mejor que nadie cómo y cuándo hacer las cosas…

¡Hasta la próxima!

Si te ha gustado, comparte este artículo con tus amig@s, seguro que también les gustará.

Mil gracias por leer El Rincón del Peque .ES 🙂



Pin It on Pinterest

Share This