En el post de hoy trato una de las etapas más importantes en el desarrollo de los niños. Seguro que te suena: «la etapa de los porqués«. Secuencias interminables de preguntas, porque nuestros pequeños quieren conocer el mundo y nosotros somos quienes tenemos que enseñarles. Si quieres entender esta etapa y leer los consejos para ayudarles a aprender mejor, sigue leyendo, te lo cuento todo en este post 🙂
Hace ya bastante tiempo que mi pequeñín mayor empezó a bombardear las conversaciones con interminables «por qué». Podemos encadenar hasta quince porqués seguidos. Siempre pregunta, pero a veces son preguntas que no van más allá, y otras son secuencias larguísimas de «por qué».
Siempre había pensado que no tendría la suficiente paciencia para responder a tantas preguntas seguidas, y muchas complicadas y repetitivas. Sin embargo, cuando me di cuenta llevaba ya bastante tiempo haciéndolo.
Esta etapa empieza una vez el niño ha adquirido un buen nivel en su desarrollo del lenguaje (te recomiendo el post «Consejos para facilitar el desarrollo del lenguaje en los niños«), en torno a los dos o tres años, dependiendo del niño. Y va evolucionando según va creciendo, y según el niño, durará más o menos tiempo, aunque irá evolucionando (no son lo mismo las preguntas a los tres años que a los seis).Muchas veces, los «por qué» son consecuencia del verdadero interés del niño por saberlo todo, muchas otras por la realización de un juego lingüístico, le hace gracia la repetición, el interactuar así con los padres, el aprendizaje de nuevas palabras y explicaciones.
Mi hijo suele jugar mucho con las repeticiones de la misma pregunta, atiende mi respuesta, a veces la repite, pero cuando ya lo tiene asimilado y pregunta y pregunta suele terminar en un juego que inicia y que termina riéndose (viene a ser un «mami, ya lo sabía, te estaba preguntando para jugar»).
El niño tiene una curiosidad infinita que le hace preguntarse todo, porque todo para él es desconocido, y necesita conocer el mundo que le rodea.
Esta etapa es muy importante para el desarrollo del lenguaje y para el aprendizaje del niño.
Unas recomendaciones
- Sobretodo, hay que contestar siempre.
- Contesta bien, tranquilamente, con naturalidad y paciencia. Tiene que entenderte y no sentir que su pregunta molesta o te cansa.
- Nunca hay que ridiculizar al niño o menospreciar la pregunta que hace. Hay que tener en cuenta que ellos necesitan entender y aprender cosas que para nosotros son absurdas o tan asimiladas que nos olvidamos de que un día tuvimos que aprenderlas.
- Es bueno iniciar una conversación aprovechando, es decir, no limitar la comunicación a una tanda de preguntas-respuesta. Hay que hacer que el niño participe y se comunique.
- Aprovecha las preguntas para enseñarle nuevas cosas.
- Cuando el tema de la pregunta no es apropiado para su edad o es de difícil comprensión, adapta la respuesta a su lenguaje o haz un símil.
- Nunca le mientas. Si algo no lo sabes, dile que no lo sabes.
¿Y tú en qué punto estás? ¿Ya has empezado esta etapa? ¿Cómo lo haces? Me encantará compartir contigo tu experiencia.
¡Hasta la próxima!
Mil gracias por leerme 🙂
Yo nunca la he pasado del todo. Mi hijo siempre ha sido un preguntó, y aunque en unos días cumple 5 años, lo pasamos muy bien con las respuestas que le doy cuando no sé algo, ya que le digo, no lo sé: lo deducimos? Y acabamos dando explicaciones de lo más rocambolesco…
Recuerdo que su primera pregunta chunga fue con año y medio, no llegaba a los dos … Mami… ¿Por qué brillan las estrellas?
:S
Sí, hay preguntas de lo más comprometidas, y otras en las que tienes que pensar y a ver cómo sales del embrollo, jaja. ¡Pero tu respuesta cuando no sabes algo es la mejor! Me la apunto, jeje. Es muy bueno que pregunten, a veces cansa, la verdad, pero lo que tú dices, hay momentos en que termina en juego y tienes un 3×1: momento divertido, momento mami-hijo y momento de aprendizaje. Un besazo
A mi me encanta esta etapa. El mío pregunta siempre con un «¿y por qué?» tras una explicación dada… así hasta el infinito, y me gusta. Cuando no sé qué decirle le paso la pelota al Papi («pregúntaselo a tu Papá»), jajaja. La risa es cuando se lo hago a la inversa y soy yo que le digo «por qué», empieza a pensar y trata de darme una respuesta. 🙂
Ja ja, qué bueno, lo debes dejar descolocado 😉 A mí, la verdad es que también me gusta, creía que no sabría llevarla bien, pero me he sorprendido a mí misma. Eso sí, a veces me agota, no por preguntar en sí, sino porque estoy haciendo otras cosas y es tan difícil estar en tres sitios a la vez… Un abrazo y gracias por comentar 🙂
Yo en esos casos me pongo en modo automático y digo lo primero que se me ocurre jajaja 😛 Besos!
Jaja, es lo mejor, lástima que alguna vez meto la pata porque no he escuchado bien la pregunta, pero… se hace lo que se puede… Un besote
Qué buenas recomendaciones! Gracias! A mí aún me queda bastante para esta etapa, intuyo, acaba de cumplir su primer año!
Pero me guardo tus recomendaciones para cuando llegue el momento!
Un besito!
¡Gracias! Todavía te queda un poquito, pero no te creas que tanto, dependerá de cómo vaya su desarrollo del lenguaje. De todas formas piensa que el tiempo pasa muyyy rápido, así que cuando te des cuenta estarás contestando y contestando preguntas, jeje. Un besote 🙂
Jajajaj me río porque ahora estamos en esa etapa en modo cada vez pregunto más «porqué» suelo siempre responder y en ocasiones me tocan un «no se» pero vamos a investigar , el papi disfruta explicándole
Estoy que tomo notas de las preguntas para un post porque son de los más curiosas : ¿Porqué las mamás no tienen barba? ¿Porqué yo no soy un papá?, ¿ porqué tiene un color diferente ? (Color de piel )más de ese tipo que yo me quedo tragando en seco ? pero logró salir de abajo jajaja
Ja, ja, yo también lo he pensado, y es que hay preguntas que son para escribir un libro… ¡Menos mal que tenemos suficientes recursos para salir de todas ellas! La de la barba es buena, a mí me ha preguntado que por donde sale mi pipí… ¡Un besote!
Yo estoy en dos puntos de por qué distintos. A los cinco y a los dos. Al mayor je intriga saber por qué nos morimos. A la pequeña por qué pasa cualquier cosa. Es divertido y difícil salir de las preguntas, pero hacemos lo que podemos. Hay cosas que es difícil explicar. Besitos
¡A veces es muy difícil! Sobretodo con temas delicados. Tú ya debes de tener un máster en resolver preguntas, jeje. ¡Besos!
Yo recuerdo con mi hermano pequeño meterme en un jardín tremendo contestandole a sus preguntas que ya no sabía como salir (hablando de que habían entrado a robar, ladrones y le daba miedo la cosa)… lo pones muy facil jaja cuando me toque con Pichí a ver por donde salimos!! Y es que es tremendo como están atentos a nuestras conversaciones, cómo quieren saberlo todo… Pero vamos, tus conejos son geniales, nada de mentir a los niños ni darles una tesis doctoral jeje un besote!!
Es que realmente cuando te das cuenta llevas ya un tiempo contestando preguntas… Aunque a veces cansa, resulta fácil e incluso divertido, además, hace que vuelvas a valorar cosas que das por sentadas, y a refrescar los conocimientos e incluso el ingenio, jaja. ¡Besitos!
Mi hija pasó más bien por la etapa de las preguntas, que no se limitaban únicamente al por qué y qué aún le dura. La fase más comprometida más o menos llegó a los 3 meses de cumplir los 2 años, cuando empezó a interesarse por diferenciar a los chicos de las chicas. Daba igual quién fuese, la cajera del súper, un vecino… Si retahíla era «¿Cómo te llamas? ¿Eres chico/chica? ¿Tienes pito/vulva?» Ahora que ya lo tiene claro de vez en cuando, al conocer a alguien aún suelta a grito pelado «¡Mamá! ¡Es chico y tiene pito! » o «¡Mamá! ¡Es chica y tiene vulva!» Menos mal que la gente se lo toma como lo que es, ganas de entenderlo todo y curiosidad natural, porque alguna vez me sacó los colores 🙂 La verdad es que en general me encantan sus preguntas, aunque alguna vez no encuentro respuestas fácilmente.
Jajaja, si es que a veces nos meten en sitiuaciones comprometidas… Pero está muy bien que pregunten tanto, además lo de las partes del cuerpo humano es una pasada lo que les llama la atención. Los míos están con la «pilila» que no veas… Y les hace una gracia… Pero es así como aprenden. ¡Un abrazo y gracias por comentar!