Hoy voy a contarte mi experiencia con el colecho. Buena y mala, con sus beneficios y sus inconvenientes. Como este tema da para mucho voy a hacerlo en tres partes, así que en este post voy a centrarme en las ventajas, basadas en mi experiencia. Y en los dos siguientes en los inconvenientes y en mi práctica actualmente. Sigue leyendo 😉

No voy a polemizar sobre el tema, pero sí quiero contar mi experiencia y, sí, yo estoy a favor del colecho. Con sus riesgos, con sus beneficios, con su todo. Creo que practicándolo de una forma consciente y segura es muy positivo, tanto para el bebé como para la madre.

Antes de ser madre nunca pensé sobre ello, no pensé si practicaría colecho o no. En realidad, daba por sentado que mi niño dormiría en la cuna, al ladito mío. Y nunca me planteé nada, hasta que lo tuve. Y entonces no me lo planteé, simplemente me dejé llevar.

Yo quería estar con mi pequeñín, porque teniéndolo conmigo sentía que lo protegía más, porque yo practiqué lactancia a demanda y en mis dos lactancias la demanda fue muy absorbente. Recuerdo tardes enteras sin levantarme del sofá, y el niño tetando o durmiendo en mis brazos (hay que decir que mi pequeñín tenía ese «sensor» que tienen los recién nacidos para despertarse en cuanto su cuerpecito apoya la cuna).

Así que practicar colecho fue una forma de descansar yo también.

Y, claro, ahí entraba la otra parte… Que si se acostumbra, que si luego no dormirá en la cuna, que si esto, que si aquello… ¡Qué difícil es lidiar, para una madre primeriza, con las opiniones «expertas» de todas las personas que te rodean!

Mi pequeñín mayor apenas utilizó la cuna antes del año. Al año dejó la lactancia materna y entonces empezó a dormir en su cunita. Y no hubo ningún problema. El problema que siempre ha tenido mi hijo mayor es que no le gusta dormir, pero ni en la cuna, ni en la cama, ni en ningún lado… Y eso sí ha sido un proceso duro y muy largo. De todo esto ya he ido hablando en algún post, incluso de las ventajas e inconvenientes del colecho, por ejemplo aquí y aquí.

VENTAJAS DE PRACTICAR COLECHO

  • Maman más, ya que al dormir con la madre, buscan más el pecho. Pues sí, claro que un bebé que tiene a su disposición el pecho a todas horas mama más. Y es lo que necesita en ese momento: mamar. Eso me gustaba, de repente notabas cómo buscaba tu pecho para mamar, luego se quedaba dormido y sentías su respiración profunda… Yo disfruté mucho del colecho, sobretodo con mi primer hijo.
  • Los bebés descansan mejor, ya que están junto a sus madres, están más tranquilos y relajados. Recuerdo cuando se quedaban dormidos en mi pecho, lo soltaban (o no) y dormían plácidamente. Y ahí es donde sentía su bienestar, y realmente me llenaba de felicidad. Qué ñoña me pongo al recordar, pero de verdad, son momentos tan bonitos… Es todo sentimiento, y yo quise quedarme con esos momentos y respirarlos al máximo, profundamente.
  • LLoran menos, al estar más tranquilos. Claro, si están bien para qué van a llorar. Dormir con mamá es tenerlo todo a su alcance y sentirse protegido y feliz. No suelen llorar (a menos que tengan alguna molestia). Los míos apenas han llorado, si estaban incómodos, inquietos o roñosos conmigo se les pasaba todo. Eso sí, estaban todo el día enganchaditos a mi pecho.
  • Se refuerza el vínculo afectivo entre el bebé y las personas con las que duerme (madre, padre o ambos). Mis retoños dormían en la cama con nosotros, pero mientras eran pequeñitos siguiendo el consejo de la matrona, dormían a mi lado, nunca en medio. Ella lo aconsejaba así porque decía que la mamá suele dormir «en alerta», y el papá no. Así que por si acaso… de recién nacidos no dormían en medio. Ponía una almohada en el extremo de la cama para que hiciera de barrera y mi brazo rodeándole, pero apenas rozándole, así le protegía.
  • Se evita la separación forzosa, quedando el bebé relajado y tranquilo. Mi matrona valía (y vale) un valer, y nos explicó muy bien el sentimiento que podía tener un bebé respecto de la mamá. No sé si fue eso o que yo soy muy empática con el sentir de los demás, y ya no te digo si hablamos de mis hijos, así que si mis retoños no han querido separarse de mi, yo no me he separado de ellos. Y así sigue siendo, en la medida de lo posible, casi dos años después de nacer el pequeño.
  • Se refuerza la autoestima y el autocontrol, fomentando niños más independientes y seguros de sí mismos. Al contrario de lo que se cree, estando con nuestros hijos y dándoles toda la protección y amor que podamos, les estamos haciendo niños más sanos, independientes y seguros de sí mismos. Ojo, y con esto no me refiero a sobreprotegerles, mimarles o consentirles en exceso. Eso es otro tema, del que, por cierto, tengo un post pendiente.
  • Y, por supuesto, la mamá también descansa (aunque esté en alerta). Pero no es lo mismo estar tumbada medio dormida a estar sentada en un sillón con tu bebé en brazos y cabeceando porque estas muerta de sueño y no quieres dormirte por miedo a que se te caiga tu pequeñín.

Hay varias formas de practicar colecho, yo he contado cómo lo practiqué yo, porque estoy contando mi experiencia, pero venden cunas para practicarlo con mayor seguridad. Se acoplan a la cama de los padres y están totalmente recomendadas por la Asociación Nacional  de Pediatría.

La semana que viene publicaré el post sobre los inconvenientes y riesgos que tiene el colecho y mi experiencia personal.

¿Y a ti te gusta practicar el colecho? ¿Lo has practicado con tu peque? ¿Ha sido buena la experiencia? 

Espero que te haya gustado, si te ha gustado ayúdame a compartirlo 🙂

Gracias por leerme. ¡Hasta la próxima!

 



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