Hace tiempo que estoy bastante crispada con los estereotipos que nos intentan vender. Esto ya ocurría cuando yo era pequeña, pero se supone que el mundo ha avanzado lo suficiente como para que este tipo de diferencias intencionadas no existan. En este post te muestro mi visión sobre ello y cómo quiero enseñar a ser a mis hijos. Así que me uno a la campaña #soyquiendecide, creada por Madresfera y Realkiddys

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¿Aleccionamos a nuestros peques para ser héroes y princesas? ¿No puede un niño jugar con muñecas y una niña con coches? Y es que me da tanta rabia seguir oyendo comentarios, seguir leyendo estereotipos y, sobretodo, seguir sintiéndome coaccionada a la hora de comprar un juguete para mis hijos.

Y a la hora de la verdad… ¿No debería ser el juguete sin sexo?

Pues sí, seguimos siendo así de idiotas, así de sexistas.

Mi peque Mayor está a punto de cumplir 4 años. Vio en un catálogo la casita de la Peppa Pig y él lo tenía muy claro, quería la casita de la Peppa Pig.

Estuve mirando por internet (no sabía que había varias casitas, pues hay varias) y encontré otras casitas que por precio estaban mucho mejor que esta, la verdad. Pero, claro, no eran de la Peppa Pig. Así que hice caso a sus deseos y Papá Noel trajo la casita de la Peppa Pig.

Una de esas preciosas casitas que miré barajando otras opciones, venía acompañada de un slogan publicitario totalmente sexista y que me enfadó muchísimo. Sí, esa casita ya estaba predestinada para que la usara una niña. No podía ser un niño porque en su publicidad ya indicaba que era la casita ideal para las niñas. Sí, las niñas.

Para algunas empresas y/o personas, los niños no juegan con casitas, ni con muñecas, ellos tienen que jugar por narices con bichos feísimos y muñecos espeluznantes, que dan miedo o pena solo mirarlos, o construir castillos, o tener su garaje de coches… pero jugar con muñecas o casitas no. ¿Por qué? No lo sé. Seguramente por lo mismo que una niña no puede jugar con coches, ni con un banco mecánico, ni con los monstruos espeluznantes.

Y eso es lo que nos venden. Y eso es lo que no compro ni quiero comprar.

Para empezar, porque nadie tiene que elegir por mis hijos, y para continuar, porque eso forma parte de la educación que queramos transmitirles. Y yo quiero que, principalmente, mis hijos sean libres para escoger. Hoy sus juguetes, y mañana su forma de vida.

Y eso se lo inculcamos desde pequeñitos. «Tú no puedes hacer esto porque eres un chico, no puedes jugar a esto, no puedes estudiar esto, no puedes vestir así…». Y a la inversa. Sin darnos cuenta, les vamos condicionando, en sus gustos, en sus aficiones… y luego en su forma de vida.

En última instancia somos nosotros, los padres, quienes tenemos la última palabra ahora que son pequeños, y de nosotros depende educarlos en la tolerancia, el respeto y la igualdad.

La pena es que sigo oyendo comentarios refiriéndose a los juegos de los niños tipo «tú no querrás jugar con muñecas», «esto es de niñas», etc… Y me sientan fatal, la verdad.

No quiero criar machotes, quiero educar personas. Mis hijos juegan a lo que quieren y como quieren, y sí, juegan con casitas, con coches, con peluches, con muñecos bebé, con legos, con juegos de construcción, hacen comiditas…

En las fotos puedes ver lo bien que se lo pasan jugando con su casita de la Peppa Pig, menudas historias crean en ella y alrededor de ella 😉

¿Y tú, cómo lo haces con tu peque? ¿Qué piensas del tema de los juguetes?

¡Gracias por leerme y hasta la próxima!



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