Para esto no estaba preparada. Cuando vas a ser madre te dicen y te cuentan, pero realmente la verdad no se llega a transmitir, o quizás yo no llegué a recibirla porque estaba absorta en la idílica imagen que tenía de la maternidad.
En el post Cambios en mi vida desde que soy mamá ya te conté algo de lo que cambió en mi vida al convertirme en madre, y es que principalmente mi etapa profesional se anuló (o más bien, la anularon). Eso ya es un cambio importante.
Otro cambio importante es el inicio de la etapa escolar. Este año ha sido para mí duro. Ha sido una constante en viajes, idas y venidas a buscar y a traer. Comer rápido. Correr, correr y correr.
Afortunadamente eso cambiará para el nuevo curso: instauramos en nuestras vidas la jornada continua. Mayor calidad de vida y de tiempo para mis hijos y para mí.
Y otro cambio es el vivir sin poder hacer planes. Y aquí paso a contarte mis últimas semanas.
Hace un mes mi hijo pequeño se hizo una brecha en la cabeza y tuvieron que darle tres puntos. Tengo que decir a su favor (y llena de orgullo), que todo lo que tiene de movido y, quizás, de rebelde, lo tiene de valiente. LLoró mucho cuando se dio el golpe, pero una vez en urgencias se portó mucho mejor de lo que nos portamos a veces los adultos. No lloró, no se movió y dejó que le cosieran. Campeón, campeón.
Pero puedes imaginar lo siguiente, mamá obsesiva con la herida intentando que retoño no se suba a las mesas, no corra, no se golpee en la herida… Esas cosas que pasan. Lo pasé fatal, sinceramente. Y creo que visto desde fuera puede parecer exagerado, pero es que mi hijo pequeño no escarmienta. ¿A que no sabes qué fue lo primero que hizo cuando volvimos de urgencias de coserle los tres puntos? Pues exactamente lo mismo que estaba haciendo cuando se hizo la herida: intentar subirse a la mesa del comedor.
Mi hijo mayor es más prudente, movido, pero prudente. Quizás por eso se cae menos. Pero el pequeño se tira sin paracaídas. Y así le va. A sus dos años tiene ya cuatro puntos en la cabeza, innumerables chichones, puntos de aproximación cerca del ojo, un diente roto, una uña que tuvieron que quitársela (menos mal que le ha vuelto a salir bien), arañazos, cortes… ¿Se me olvida algo? Seguramente.
Hace un par de semanas, después de cenar, mi hijo pequeño se dio con el canto de la puerta de la nevera en la cabeza. Tuvimos que ir a Urgencias y le pusieron un punto. Sí, otra vez…
Una hora después, en esas idas y venidas que tanto me desesperan y me agotan (porque tendrían que estar durmiendo y hacen todo lo contrario, menos dormir, porque otra vez volvemos a tener problemas a la hora de ir a dormir, sólo quieren jugar y jugar), mi hijo mayor se cayó y estampó sus dientes contra el suelo. Sí, sí, de lleno.
No fuimos a urgencias, pero sí lo hicimos por la mañana, ya que se levantó diciendo que le dolía mucho. Solución: Ibuprofeno para el dolor y la inflamación y que fuéramos al dentista. Se le movían dos dientes, las palas de arriba. LLeva comiendo desde entonces a base de purés y líquidos, hoy es el primer día que le he dado algo un poquito menos triturado. Y otra vez mamá obsesionada en acción, intentando que no sé dé otro golpe. ¿Cómo evitar que un niño de cuatro años no esté de aquí para allá?
Y así estamos, con una fobia psicótica que me entra cada vez que les pasa algo, intentando salvarle los dientes al mayor y que el pequeño no se haga ninguna herida más.
A parte de esto tengo la preocupación de lo que pueda pasarle al nervio, al parecer a veces con estos golpes, los nervios se necrosan, es decir, se mueren, y no sólo es que el diente se caiga sino que nadie me asegura que vuelva a salirle otro. Según el dentista, no me tengo que preocupar y lo más probable es que se le caiga una de las palas (porque se mueve mucho) y con el tiempo (el tiempo es relativo y no se sabe si pasará uno, dos, tres o cuatro años) le salga otro diente sin problemas. Pero eso no me lo puede asegurar, porque a veces hay complicaciones y salen mal, y algunas veces (las menos) nunca llegan a salir.
Y así me lo dijo el buen hombre. Pero yo tengo que estar tranquila y esperar a que a mi hijo le vaya todo bien, y si resulta que cuando tenga ocho o quince años sigue sin diente, pues habrá tenido mala suerte… ¡Así me lo dijo!
Como este post se ha demorado en publicar un par de semanas, durante ese tiempo, el diente se le ha puesto gris. De eso ya me previno el dentista, y según he leído en páginas especializadas de odontopediatría eso significa que el nervio del diente se ha muerto. Pero también he leído que lo correcto es hacerle una radiografía para ver el estado del diente por dentro y poder evitar, corregir o tratar futuros problemas que pudieran aparecer (infecciones y otros problemas que podrían dañar el diente definitivo), además de eso, existen casos en los que hay que extraerlo, pero que existen métodos para «guardar» el hueco para que el futuro diente crezca en su sitio y bien.
Pues el dentista que atendió a mi hijo no hizo nada de eso. Ni siquiera una radiografía (el médico que lo atendió en urgencias dijo que habría que hacerle una radiografía, y es lo que dicen también en las webs de odontopediatría que he consultado). Pero este dentista no, sólo lo miró por encima y me dijo que era probable que se le infectara, que no pasaba nada, se le daría amoxicilina y listo. Y que si eso ocurría varias veces (o sea, tenía una infección tras otra) habría que hacerle algo (no recuerdo el qué). ¿Tengo que esperar a eso?
No salí convencida de la consulta, como puedes imaginar, así que ahora tengo cita con la pediatra para que me derive a un odontopediatra (no hay en mi zona, así que me van a poner mil y una pegas y me va a tocar pelear), pero… ¿tengo que ir por lo privado para que atiendan correctamente a mi hijo? Si no hay más remedio, lo haré. Pero me parece que esto no debería funcionar así.
Han transcurrido dos semanas desde que lo llevé al dentista porque mientras tanto han operado a mi padre y he estado de hospitales y bastante preocupada, la verdad. Afortunadamente todo ha ido bien. Ahora me toca conseguir que un odontopediatra valore el diente de mi pequeñín Mayor, pero que lo revise con interés, como si fuera su propio hijo. Eso quiero. ¿Es mucho pedir?
Por si te sirve de algo, te pongo el decálogo de prevención de accidentes de la Asociación Nacional de Pediatría de Atención Primaria. Es complicado evitar los accidentes en los niños, sobretodo en niños movidos, pero cuanto más prevengamos, mejor.
Y para terminar el post te dejo un maravilloso juego interactivo creado por Cruz Roja que puedes utilizar con tus hijos y que enseña qué hacer ante accidentes cotidianos. Espero que te guste, a mí me ha encantado 🙂
Gracias por leerme. Si te ha gustado, ayúdame a compartirlo ¡Hasta la próxima!
Siento mucho todo lo que le ha pasado tus peques. Y lo del dentista ese es para quitarle la licencia de mirar más niños… En fin, espero que te puedan atender bien, que te puedan dar soluciones, pero en cuestiones de dentistas, en lo público poco pueden hacer, que yo sepa… Besitos.
Gracias, Óscar. Por lo menos una radiografía, un diagnóstico y la prevención o solución de los problemas que vayan surgiendo… Voy a ver si consigo que lo atiendan como es debido 😉 ¡Besos!
Tiene tela lo del dentista! Algunos «profesionales» lo son sólo por su titulo porque se comportan de una forma…
Pues eso mismo pienso yo… Estoy súper enfadada. A ver si consigo que lo vea un odontopediatra como tiene que ser. ¡Un abrazo!
Madre mía, Teresa, cuando he empezado a leer el post parecía uno de ellos en los que cuentas las travesuras de los niños que acaban en chichones, pero he seguido leyendo y me has dejado de piedra. De dentistas yo, ni idea, pero sí que es verdad que yo siempre le llevo por lo privado, no porque no me guste el público (sólo recurro a él cuando necesito que me firme una baja/alta) pero con mi padre médico siempre hemos ido por ahí. Te entiendo perfectamente y yo tampoco me quedaría conforme, iría a visitar a otro dentista especializado para tener una segunda opinión. Eso no es obsesión, es preocupación de madre, como lo haríamos todos. Ánimo y que se recuperen tus peques! Ya nos contarás. Un besazo enorme guapa.
Gracias, Ana. Si es que estos retoños míos son tan movidos que no paran quietos ni recién cosidos, ya ves. Lo del diente me preocupa, voy a intentar que lo vean en condiciones por la seguridad social, pero si no iré por lo privado, por supuesto. Ya os contaré a ver cómo acaba todo. ¡Lo que una va aprendiendo a base de sustos cuando se hace madre! Un beso, guapísima.
Madre mía! Ya tenemos suficiente con los sustos que nos damos encima para que la persona que nos atiende no nos ofrezca confianza….Espero que todo vaya a mejor!!!
Y es que eso es lo que me enfada muchísimo, no poder confiar en el profesional que atiende a mi hijo. Y estoy convencida que si fuera hijo/nieto/familiar suyo hubiera actuado de otra manera, por lo menos le hubiera hecho una radiografía, tal y como nos comentó el médico que lo vio en urgencias. Muchas gracias por pasarte y comentar 🙂
Vaya! Que mala pata, lo peor de todo es que se tenga que acudir a la sanidad privada para que te miren bien y te presten atención. Espero que se quede en un susto y sea lo más leve posible.
Muchas gracias, pues sí, eso es lo más indignante. Me cabrean mucho este tipo de profesionales, que no lo parecen, la verdad. Y mientras tanto, a ver si consigo que se accidenten menos mis peques 😉 Muchas gracias por comentar
Ánimo, Teresa. La crianza es así de dura a veces. Ya verás como lo del diente tiene arreglo. Vaya racha!
Sí que es dura a veces, sí, y más cuando se junta todo y en el peor momento… En fin, confío en que lo del diente no se complique más de la cuenta y que estemos una temporadilla sin más accidentes. ¡Besos!
La vida de los críos es super accidentada. Lo pasamos fatal y aunque al final todo se arregle, y quede en un gustazo con heridas de guerra, el durante es un infierno.
un abrazo
Pues eso, un sufrir constante pero con una recompensa enorme 🙂 ¡Besos!
Yo soy de esas reincidentes y sobre todo ágiles, que se caen una vez, se abren una brecha de 4 puntos en la frente y a los dos días con la herida bien fresca se meten un piñazo en un columpio que tiene como consecuencia otros 6 puntos más encima.
Menos mal que tenía 4 años y no me acuerdo de nada.
Lo del diente tiene narices… es para ir a decirle cuatro cosas a ese dentista. Esperemos que se quede todo en un susto y no pase nada más. Mantennos informados 😉
¡Madre mía! Menudo susto también… Lo que tú dices, menos mal que no te acuerdas 😉 Yo soy y era lo contrario… prudente y tranquila, así que era difícil que me hiciera algo, pero aún así unos puntitos encima de una ceja llevo, pero más bien por tonta… ¿quién se mete a jugar en la arena en medio de una guerra de piedras? Pues claro, una de ellas me dio a mí 😉 Ya os iré diciendo cómo va el diente de mi hijo, de momento no tiene mala pinta, sólo un poco gris y la encía limpia, pero esto se ve que es muy lento. A ver si la semana que viene consigo cita con un odontopediatra. Ya os iré diciendo. Un abrazo
Como te entiendo!! Se pasa fatal cuando los peques se dan golpes. Si encima como tu peque no ven el peligro se pasa todavía peor. Mucho ánimo, aunque sea un sufrimiento es un proceso de aprendizaje. Me he quedado muerta con lo del dentista, busca otro especialista. Verás como se arregla pronto y no se queda sin diente. Mucho ánimo y un beso muy grande!!!
Ahí estoy, mirando, pero me da a mí que tendré que ir por lo privado, porque la seguridad social es muy lenta, y más para estas cosas (en las que prefieren hacer lo menos posible). Últimamente vivo en estado de alerta con los golpes… A ver si pasa todo y empiezo a relajarme, porque estoy como una loca intentando que no se hagan daño, y ellos que no paran ni un segundo 😉 Un beso y ánimo con el estudio
Ay pobre!!!! Lo de los puntos me daba pena pero llegué a lo del diente y ufffff. Yo con los dientes soy muy maniatica, tambien lo llevaria porque no me fio, mejor quitarte la duda.
Pues sí, por lo menos que nos den un diagnóstico después de haberlo mirado bien. ¡Besos!
ai, me has recordado cuando la mayor en el parque se cayó y abrió la barbilla…completita. Y en cuanto le sacaron lso puntos…corriendo se pegó y otra vez moretón e inflamación y casi se le abre…ahora cuando se va a caer se tapa la barbilla instintivamente jaja
Animo, porque a estas edades es que no paran y sí, yo también llevaría al peque a verse ese diente con otro dentista!
Pobrecita, menudo susto… Yo sigo con el Ay todo el día, de susto en susto, pero qué le vamos a hacer, son niños y son movidos. Al final he llevado al mayor a otro dentista, el diente tiene muy buena pinta, no se le ha caído, no se ha infectado, tiene la encía bien y de momento no hay que hacerle nada. Si se le cayera sí que habría que hacerle algo porque todavía es muy pequeño y tardará en salirle el definitivo. ¡Besos!